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Педро Антонио де Аларкон - Треугольная шляпа / El sombrero de tres picos

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– Mercedes, ¡por los clavos de Cristo! —gritó el corregidor—. ¡Mira que tú no sabes de lo que soy capaz! ¿Dónde está ese hombre?

– ¿Quién? ¿Mi marido?… Mi marido se está levantando, y ya no puede tardar en venir. ¿Se asombra usted? ¿Pues dónde debe estar a estas horas un hombre de bien, sino en su casa, y durmiendo con su legítima esposa, como manda Dios?

– ¡Merceditas! ¡Ve lo que te dices! ¡Repara en que nos están oyendo! ¡Repara en que soy el corregidor!…

– El corregidor de la ciudad llegó a su casa a la hora debida, a descansar de las nobles tareas de su oficio, para seguir mañana amparando la honra y la vida de los ciudadanos, impidiendo de este modo que nadie pueda entrar, disfrazado de corregidor en la alcoba de la mujer ajena; que nadie pueda sorprender a la virtud en su descuidado reposo… Y cuando vino a casa, los criados y alguaciles se levantaron y lo saludaron. Se cerraron en seguida todas las puertas, y desde entonces no ha penetrado nadie en mi hogar hasta que llegaron ustedes. ¿Es cierto?

– ¡Es verdad! —contestaron la nodriza, los domésticos y los ministriles que estaban agrupados a la puerta del salón.

– ¡Fuera de aquí todo el mundo! —gritó don Eugenio, echando espumarajos de rabia.

– Además, señor… —continuó doña Mercedes, cambiando de tono y dignándose ya mirar a su marido y tratarle como a tal—. Supongamos que usted es mi esposo… Dígame ahora: ¿tendría usted derecho a quejarse? ¿Viene usted de confesar? ¿Viene usted de oír misa? ¿O de dónde viene usted con ese traje? ¿De dónde viene usted con esa señora? ¿Dónde ha pasado usted la mitad de la noche?

– Con permiso… —exclamó la señá Frasquita, poniéndose de pie y atravesándose arrogantemente entre la corregidora y su marido.

Pero doña Mercedes se anticipó, y dijo:

– Señora, no se fatigue usted en darme a mí explicaciones… Yo no se las pido a usted, ni mucho menos. Allí viene quien puede pedírselas a justo título… ¡Entiéndase usted con él!

Al mismo tiempo se abrió la puerta de un gabinete y apareció en ella el tío Lucas, vestido de corregidor de pies a cabeza.

EJERCICIOS

1. Contesta a las preguntas.

1) ¿Cómo le trató la corregidora a su marido?

2) ¿Le echó algo en culpa a la señá Frasquita?

3) ¿Cuándo, según la esposa, tenía que volver el verdadero corregidor?

2. ¿Verdadero o falso?

1) La corregidora y la molinera armaron un gran lío.

2) El corregidor primero trató de averiguar qué había pasado con su honra.

3) Según la corregidora, la señá Frasquita tenía que confesarlo todo allí mismo.

3. Traduce al español.

Появиться перед женой; прерывая его; мне не до шуток; оскорбленная; сдержать свой естественный порыв; хранить молчание; свести счеты; снова сформулировать свой вопрос; со своей законной женой; подумай, что нас слышат; охраняя честь и жизнь граждан; брызгать слюной.

4. Conecta los significados de una columna con las palabras de la otra.

ímpetu.........proteger o ayudar a los débiles

demanda........impulso

legítimo.......mirar, pensar, recordar

reparar (en)…petición, solicitud

amparar........establecido según la ley

5. Completa los huecos con palabras del ejercicio anterior.

1) ¿A santo de qué no puedo besar en la calle a mi ________________ esposo?

2) Retira tu ________________, por Dios te lo pido.

3) Se dirigió a zanjar este asunto con más ________________ que nunca.

4) El padre no ________________ en la edad de su hijo y lo llevó a la fiesta hasta muy altas horas de la noche.

5) Tu obligación es respetar y______ ________________ a los demás en lo que puedas.

18

– Tengan ustedes muy buenas noches – pronunció el recién llegado, quitándose el sombrero de tres picos, y hablando con la boca sumida, como don Eugenio de Zúñiga.

El parecido del tío Lucas con el verdadero corregidor era maravilloso. Así es que la servidumbre, y hasta el mismo señor Juan López, no pudieron contener una carcajada. Don Eugenio sintió aquel nuevo agravio, y se lanzó sobre el tío Lucas como un basilisco.

Pero la señá Frasquita metió el montante, apartando al corregidor con el brazo de marras. El tío Lucas se puso más pálido que la muerte al ver que su mujer se le acercaba; pero luego se dominó, y, con una risa horrible dijo, remedando siempre al corregidor:

– ¡Dios te guarde, Frasquita! ¿Le has enviado ya a tu sobrino el nombramiento?

¡Hubo que ver entonces a la navarra! Levantó la frente con soberanía de leona, y clavando en el falso corregidor dos ojos como dos puñales:

– ¡Te desprecio, Lucas! —le dijo en mitad de la cara.

El rostro del molinero se transfiguró al oír la voz de su mujer. Una especie de inspiración semejante a la de la fe religiosa, había penetrado en su alma, inundándola de luz y de alegría… Así es que exclamó con las lágrimas en los ojos y la sinceridad en los labios:

– ¿Conque tú eres mi Frasquita?

– ¡No! —respondió la navarra fuera de sí—. ¡Yo no soy ya tu Frasquita! Yo soy… ¡Pregúntaselo a tus hazañas de esta noche, y ellas te dirán lo que has hecho del corazón que tanto te quería!…

Y se echó a llorar. La corregidora se adelantó hacia ella sin poder contenerse, y la estrechó en sus brazos con el mayor cariño.

– ¡Señora, señora! ¡Qué desgraciada soy!

– ¡No tanto como usted se figura! – le contestó la corregidora, llorando también generosamente.

– Yo sí que soy desgraciado —gemía al mismo tiempo el tío Lucas.

– Pues ¿y yo? —prorrumpió al fin don Eugenio, sintiéndose ablandado por el contagioso lloro de los demás, o esperando salvarse también por la vía húmeda; quiero decir, por la vía del llanto.

Y éste y los criados lloraban de igual manera, y todo parecía concluido, y, sin embargo, nadie se había explicado.

EJERCICIOS

1. Contesta a las preguntas.

1) ¿Por qué se rió todo el mundo cuando se presentó el molinero?

2) ¿Qué le preguntó el marido a la señá Frasquita?

3) ¿Por qué todos se echaron a llorar?

2. ¿Verdadero o falso?

1) El molinero se burlaba del corregidor fingiendo su manera de hablar y andar.

2) La señá Frasquita le escupió en la cara al tío Lucas por mencionar el nombramiendo.

3) Todos se echaron a llorar porque el corregidor les iba a ahorcar.

3. Traduce al español.

Прислуга; не смогли сдержать хохот; передразнивая коррехидора; с надменностью львицы; как два кинжала; проникнуть в душу; что ты сделал с сердцем, которое так тебя любило; заразительный плач остальных.

4. Conecta los significados de una columna con las palabras de la otra.

carcajada....pasar al interior

remedar......susceptible de ser transmitido

penetrar.....copiar, imitar

contagioso…arma de acero, con punta

puñal........risa ruidosa

5. Completa los huecos con palabras del ejercicio anterior.

1) La enfermedad resultó ___________ y pronto toda la familia tenía que guardar cama.

2) Cuando nadie lo veía, sabía _____ _________ muy bien a Michael Jackson.

3) Se rió a ______________ cuando le conté la historia del Sombrero de tres picos.

4) Le puso el ______________ al pecho y le exigió todo su dinero.

5) Sus palabras ______________ en lo más profundo de mi alma.

19

El tío Lucas fue el primero que salió a flote en aquel mar de lágrimas.

– ¡Señores, vamos a cuentas!… —dijo de pronto.

– ¡Su mujer de usted es una bendita! – exclamó la corregidora.– Déjela usted hablar, y verá como se justifica.

– ¡Yo no hablo! —contestó la molinera—. ¡El que tiene que hablar eres tú!… Porque la verdad es que tú…

– Pues ¿y tú? —respondió el tío Lucas, perdiendo de nuevo toda fe.

– Ahora no se trata de ella… —gritó el corregidor, tornando también a sus celos—. ¡Ah, Merceditas!… ¿Quién había de decirme que tú?…

– Pues ¿y tú? —repuso la corregidora.

Y durante algunos momentos, los dos matrimonios repitieron cien veces las mismas frases:

– ¿Y tú?

– Pues ¿y tú?

Fue la corregidora quien puso fin a la disputa, dirigiéndose a don Eugenio:

– ¡Mira, cállate tú ahora! Nuestra cuestión particular la ventilaremos más adelante. Lo que urge en este momento es devolver la paz al corazón del tío Lucas, cosa fácil a mi juicio.

– ¡Yo no necesito que me justifiquen los hombres! —respondió la señá Frasquita—. Tengo dos testigos de mayor crédito.

– Y ¿dónde están? —preguntó el molinero.

– Están abajo, en la puerta…

– Pues diles que suban, con permiso de esta señora.

– Las pobres no pueden subir… Una se llama Piñona y otra Liviana

– ¡Nuestras dos burras! Frasquita: ¿te estás riendo de mí?

– No, que estoy hablando muy formal. Yo puedo probarte con el testimonio de nuestras burras, que no me hallaba en el molino cuando tú viste en él al señor corregidor.

Y le recordó el momento cuando se cruzaron en medio de un sembrado y las burras rebuznaron saludándose, mientras que ellos mismos se asustaron y salieron huyendo en direcciones contrarias.

– ¡Justamente! ¡Ah, qué feliz soy!… ¡Habla, habla; que cada palabra tuya me devuelve un año de vida!

– Si quieres saber ahora por qué encontraste al señor corregidor en nuestra cama —continuó la señá Frasquita—, tienta esas ropas que llevas puestas, y que todavía estan húmedas, y te lo dirán mejor que yo. ¡Su Señoría se cayó al caz del molino, y Garduña lo desnudó y lo acostó allí! Si quieres saber por qué abrí la puerta…, fue porque creí que eras tú el que se ahogaba y me llamaba a gritos.

– ¡Conque eres inocente! —exclamaba en tanto el tío Lucas, rindiéndose a la evidencia—. ¡Frasquita mía, Frasquita de mi alma! ¡Perdóname la injusticia, y deja que te dé un abrazo!…

Pero la molinera se apartó y dijo que quería oír primero sus explicaciones.

– Yo las daré por él y por mí… —dijo doña Mercedes.

– ¡Hace una hora que las estoy esperando! – profirió el corregidor, tratando de erguirse.

– Las daré —continuó la corregidora, volviendo la espalda desdeñosamente a su marido—, pero primero estos señores tienen que descambiar las vestimentas…; y, aún entonces, se las daré tan sólo a quien merezca oírlas.

– Vamos…, vamos a descambiar… ¡El traje de Vuestra Señoría me ahoga!– le dijo el murciano a don Eugenio.

– ¡Yo estoy, en cambio, deseando ponérmelo, para ahorcarte a ti y a medio mundo, si no me satisfacen las exculpaciones de mi mujer! —respondió el corregidor.

La corregidora, que oyó estas palabras, tranquilizó a la reunión con una suave sonrisa.

EJERCICIOS

1. Contesta a las preguntas.

1) ¿Quién tenía que ser el primero en dar las explicaciones?

2) ¿Quiénes resultaron los testigos de la señá Frasquita?

3) ¿Por qué no quiso abrazar la molinera a su marido?

2. ¿Verdadero o falso?

1) La señá Frasquita no pudo justificarse.

2) Cuando el molinero se encontró con su esposa en medio del sembrado, no la reconoció.

3) El corregidor estaba listo para ahorcar a todo el mundo si no le gustaba la justificación de su mujer.

3. Traduce al español.

Удержаться на плаву; святая; оправдываться; две супружеские пары; вернуть покой в сердце дядюшки Лукаса; по моему мнению; свидетельство наших ослов; пытаясь выпрямиться; если меня не удовлетворят объяснения моей жены.

4. Conecta los significados de una columna con las palabras de la otra.

bendito......exigir una cosa ser hecha rápidamente

matrimonio…una persona muy bondadosa

erguirse.....gustar

satisfacer…pareja de casados

urgir........ponerse en posición vertical y derecha

5. Completa los huecos con palabras del ejercicio anterior.

1) Siempre anda cargado de espaldas, nunca __________________.

2) Me _____________________ mucho hablar con él, es un asunto muy importante.

3) Si no te __________________ nuestro __________________ sin hijos, vete a buscar otro marido.

4) Los padres saben que su hijo no es ningún __________________, pero que cambie cada día de novia no se lo imaginan.

20

Cuando el tío Lucas y el corregidor salieron de la sala, la corregidora se dirigió a los domésticos y ministriles que obstruían la puerta:

– ¡Vaya, muchachos!… Contad ahora vosotros a esta excelente mujer todo lo malo que sepáis de mí.

Diez voces quisieron hablar a un mismo tiempo; pero el ama de leche impuso silencio a los demás, y dijo de esta manera:

– Estábamos yo y mi señora rezando y esperando al amo porque se había ido con una misión peligrosa. Y de repente sentimos ruido en la alcoba inmediata, donde mis señores tienen su cama de matrimonio. Muertas de miedo, fuimos a ver cuando, ¡ay, Virgen del Carmen!, vimos que un hombre, vestido como mi señor, pero que no era él (¡como que era su marido de usted!), trataba de esconderse debajo de la cama. Gritamos “¡Ladrones!”, la habitación se llenó de gente que sacaba arrastrando de su escondite al fingido corregidor. “¡A la cárcel! ¡A la cárcel!”, decíamos entretanto los demás. “¡Ladrón! ¡Asesino!”, era la mejor palabra que oía el tío Lucas. Pero al final el asustado pronunció: “Señora, yo no soy ladrón ni asesino: el ladrón y el asesino… de mi honra está en mi casa, acostado con mi mujer”.

– ¡Pobre Lucas! —suspiró la señá Frasquita.

– La verdad, señá Frasquita, ya teníamos idea de que mi señor había puesto los ojos en usted…, y aunque nadie se figuraba que usted…

– ¡Ama! —exclamó severamente la corregidora—. ¡No siga usted por ese camino!…

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