Nadia Koval - Sergei Prokofiev
El 24 de enero de 1916, en las páginas del Teatr e iscusstvo (El teatro y el arte), el periodista Malkov, que ya hace tiempo simpatizaba con la música de Prokofiev, emitió un reproche a Diaghilev, quien en su tiempo no pudo entender la música del compositor para el ballet Ala y Lolli: «Es lamentable que la música que formó la Suite Escita no haya tenido la suerte de adoptar las exuberantes y ricas formas de la danza. Sea como fuere, incluso en la presentación resumida, la Suite orquestal de Ala y Lolli deja una inolvidable impresión por su fuerte y bello contenido, al igual que por su originalidad sonora. En comparación con los trabajos anteriores, Prokofiev ha dado un gran paso hacia adelante. Antes nosotros valorábamos en sus obras el vigor juvenil, la salud y la alegría del talento, pero ahora valoramos la novedad y el encanto de su armonía y, sobre todo, el laconismo del contenido y de la forma. (…). Tal vez, para los que criticaron la Suite Escita fueron impresionados por el contrapunto y por la armonía, y los percibieron como una cacofonía».
El famoso crítico Boris Asafiev, que comenzó a publicar sus artículos sobre la música bajo el seudónimo Igor Glebov, algo exageró en su «patriotismo», poniendo la Suite Escita de Prokofiev en un lugar superior al de La Consagración de la Primavera de Stravinski, sólo porque el estreno de la última obra fue en París. «La Consagración de la Primavera de Stravinski en comparación con la Suite Escita de Prokofiev es sólo una obra exótica: un intento musical de un curioso, delicado y refinado europeo en obtener una experiencia inexplorada, mirando hacia el abismo del «pánico». Prokofiev no sólo describió con muchos colores los tiempos paganos, sino que expresó, encaró aquellas fuerzas que iban creciendo y desarrollándose, porque en él mismo se encontraban las desconocidas fuerzas y posibilidades», escribía el crítico en las páginas de la revista Muzyka el 30 de enero de 1916. Es muy entendible que Prokofiev en su Suite haya querido probar una nueva armonía y ritmo para competir con su futuro amigo-rival en la búsqueda de los nuevos componentes de la música moderna. Y es raro que Asafiev hubiese podido reconocer estos elementos vanguardistas en la Suite Escita, pero no los haya percibido en La Primavera. Sin embargo, el crítico estaba en lo cierto en su valoración de la esencia psicológica de Prokofiev, que claramente se vislumbró en la música de la Suite «barbárica». «¡Eso es un talento divino! De la fuerza pulverizada, del vigor, el coraje y la espontaneidad que maravilla con la inmediatez de la creatividad. Prokofiev es duro a veces, a veces desequilibrado, pero siempre interesante y convincente. Su don temático es inagotable e increíblemente fresco. Las armonías surgen de la lógica persistente y obstinada con la lógica de un clarividente, que está firmemente convencido de la verdad que dice. (…). En la música de Prokofiev existe uno de los elementos más esenciales – la presencia de la fuerte voluntad que trata de identificarse. Es imposible escapar al atractivo ritmo de hierro de Prokofiev. Su música nos detiene en la obediencia y nos maravilla por la riqueza de las armonías sofisticadas. Tiene el don de la libertad y la ligereza de la creatividad. Él no piensa mucho y no tiembla sobre cada tema. Los tira generosamente, de a puñados.»
En una carta privada a Miaskovski del 1 de abril de 1916, Asafiev añade a lo que había escrito, su impresión sobre la música de piano de su amigo en común: «He escuchado Los Sarcasmos de Prokofiev. No sé si usted los conoce, pero yo los he aprendido. Me alegro por Serge. Él piensa tan profundamente que me quita el aliento. ¿Y cómo es? Su talento es tan entero que abarca todo el Cosmos. Su percepción del mundo lleva a la luz del día y a las grietas de la oscuridad. ¿Y cómo se divierta? Brrr… Yo siento frío. El arsenal armónico y el ritmo se fueron lejos, y la instrumentación del piano es más interesante todavía. ¿De dónde viene todo esto? ¡Y qué pequeño que se ve lo que nos rodea en comparación con esto!».
Luego del estreno de la Suite Escita, Prokofiev siguió con la composición de la ópera El Jugador, que había comenzado en agosto de 1915. El libreto se basó en la novela anónima de Fiodor Dostoievski. El compositor trabajó duro, y para marzo de 1916, los tres actos fueron terminados. Animado por la gran resonancia de la Suite, para su nueva ópera eligió, según su determinación, un lenguaje de «ultra-derecha». Apoyando al compositor en su búsqueda de las nuevas formas expresivas, la revista Muzyka comentaba: «No hay límites en su imaginación y es imposible predecir adónde ella lo puede llevar». El crítico musical Karatygin expresó con rabia que la música de la ópera provocaba una «catarsis de la risa de pánico». Asafiev demostró otra vez su interés por las composiciones de Prokofiev, y en un diario escribió «¡estupendo!», pero por un error tipográfico en la publicación salió la palabra «estúpido».
Prokofiev, quien estaba muy contento con el éxito de su Suite Escita, ahora sabía que su próximo trabajo debía estar enfocado en la ópera El Jugador. Habiendo terminado el primer acto, el compositor entregaba toda su imaginación audaz a las siguientes partes de su nueva obra. María Grigórievna, que siempre estaba al tanto de los asuntos de su querido hijo, entró una vez en la habitación donde él estaba componiendo, y mirando la partitura con gran decepción, le preguntó: «¿Entiendes, realmente, que estás aporreando el piano?». Después de esto, durante dos días no se hablaron entre sí. Era cierto que la búsqueda de un potente lenguaje musical de Prokofiev era necesaria para transmitir la complejidad de las emociones de los personajes. Prokofiev compuso El Jugador en lo que él mismo designó como «un estilo declamatorio». Se trata de una forma de composición que no presenta arias, ni dúos, ni conjuntos (salvo en la gran escena de la ruleta en la cual catorce coristas cantan y actúan en otras tantas partes solistas – croupiers, jugadores, etc.), sino que el texto se canta sin repeticiones, como si se tratara de una obra de teatro.
El clavier de la ópera fue terminado completamente en un período de cinco meses y medio. Luego, todo el verano de 1916, Prokofiev lo pasó haciendo diez páginas de orquestación por día. Un día Aleksandr Ziloti introdujo a Prokofiev a Albert Coats, el director titular del Teatro Mariinski desde 1911. Coats se entusiasmó con la ópera de Prokofiev y le propuso a Vladimir Telyakovski, el director de los Teatros Imperiales, incluirla en la lista de los espectáculos de la próxima temporada del Mariinski. En mayo, en una cena con el Embajador de Francia, Prokofiev conoció al famoso bajo ruso Fiodor Shaliapin, quien unos días antes había leído una entrevista con Prokofiev acerca de su última ópera. El cantante se interesó en el joven músico y le ofreció escribir para él una ópera basada en la historia de Stenka Razin.11 Prokofiev le había respondido que esta historia no era de su agrado y que sólo Rimski-Kórsakov podría ser capaz de hacer esto bien. Shaliapin expesó un gran gusto de haberlo conocido a Prokofiev y le prometió visitarlo en los ensayos de El Jugador en el otoño.
Algunos días del verano de 1916 Prokofiev los pasó fuera de Petrogrado; descansó en el Golfo de Finlandia y luego viajó por el río Volga hasta el Cáucaso. En el mes de noviembre, mientras terminaba con la orquestación de El Jugador, en cuatro días compuso el ciclo de las canciones sobre los poemas de Anna Akhmátova. «Estoy encantado con esta composición. Incluso creo que estas canciones representan una época particular entre mis obras. Me refiero a su lirismo íntimo», escribió Prokofiev en su Diario.
En sus felicitaciones a Prokofiev por el Año Nuevo, Walter Nouvel le había deseado la fama del compositor Giacomo Meyerbeer y no sin sarcasmo añadió que si iba a presentar su nueva ópera sin el permiso de la familia de Dostoievski, se lo iban a llevar a preso hasta seis meses. Prokofiev nunca se había encontrado con este problema, por eso un día decidió ir a la casa de la viuda del famoso escritor.
La señora Dostoievski era una señora mayor y simpática que tenía 71 años. Sus ojos conservaban la vivacidad y la eficiencia. Vestida de negro, ella estaba sentada en el sofá. Empecé nuestra conversación con muchos elogios sobre lo que veía delante de mí: la esposa de una persona mundialmente reconocida. (…). Acerca del asunto hablamos sólo cinco segundos. Ella dijo que quería el 25% de mis ingresos de El Jugador. Luego le conté con gran entusiasmo cómo estuve trabajando sobre la música para la novela. (…). Ella estaba escuchándome sonrojada por la exaltación y con ojos brillantes, como los de una niña. Al final ella dijo:
– Creía que esto se podía hacer bien, ¡pero no esperaba nunca que de tal manera!
Me quedé muy satisfecho por el encuentro con la viuda de Dostoievski, aunque sorprendido por su apetito hacia el dinero. Pronto tuve que llevar una serie de preguntas acerca de sus derechos, y me explicaron que ella tenía realmente el derecho, pero no hasta tal punto (es decir, del 25%). El derecho hasta el 33% lo tiene el libretista, en este caso yo, y no ella, que es sólo la propietaria del texto.
1917: el año de las revoluciones
En la primera mitad de febrero de 1917, el comienzo de una terrible hambruna provocó revueltas en Petrogrado. El 3 de marzo la fábrica Putilov, la más grande en la ciudad, anunció una huelga; algunas tiendas fueron cerradas. Esto provocó insurrecciones en otros centros de producción. El 8 de marzo se realizó una serie de mítines y manifestaciones con motivo de la celebración del Día Internacional de las Mujeres que tenían un fuerte tono político y económico. El gobierno había mandado un batallón de soldados a la ciudad para tranquilizar el levantamiento. Algunos de ellos decidieron desertar y otros se rebelaron contra la jerarquía del batallón. Estos acontecimientos obligaron al zar Nicolás II a abdicar el 15 de marzo de 1917. Tras la primera intención frustrada del zar de ceder el poder a su hermano menor, el Duque Mikhaíl Aleksándrovich, el ejecutivo quedó a cargo de un Gobierno Provisional que duraría hasta que se llevaran a cabo las elecciones para la creación de una Asamblea Constituyente. Paralelamente, reaparece el Soviet de Petrogrado, una organización popular que había hecho su primera aparición durante la Revolución rusa de 1905. Los Soviets crean una situación de poder dual difícil de articular, ya que ambos organismos pronto competirán por el dominio, llevando al país al caos administrativo. El Gobierno Provisional que sucedió al zar estuvo encabezado por el Príncipe Georgi Lvov. Después de que su gobierno fracasara, fue sucedido por el socialista Aleksandr Kérenski, que fue incapaz de tratar los problemas que enfrentaba el país.
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Примечания
1
Diminutivo de «Sergei»
2
Luego de la Revolución de 1917 era la filial del Teatro Bolshoi.
3
Esta ópera, aparentemente, está perdida, aunque Israel Nestiev en su libro sobre Prokofiev muestra algunos fragmentos cortos de la composición.
4
Esta ópera no se conservó.
5
La calificación más alta en Rusia es «5».
6
En aquel momento, Prokofiev había terminado su Primer Sonata, Op. 1, y ella le había ayudado a insertar el pedal.
7
Profesora del Conservatorio en el futuro.
8
Alpers le daba a leer a Prokofiev su diario como su compañera del Conservatorio, por eso estos fragmentos están incluidos en la Autobiografía del compositor.
9
Una sociedad musical que existió en San Petersburgo entre 1885 y 1908. El círculo había recibido su nombre por Mitrofán Beliayev, un empresario maderero y músico aficionado que se convirtió en filántropo y editor musical.
10
Una ciudad rusa ubicada al norte del Cáucaso.
11
Líder de los cosacos del Don y héroe popular que condujo una gran sublevación contra la nobleza y la burocracia del Zar.