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Марк Энтин - Россия и Европейский Союз в 2011–2014 годах. В поисках партнёрских отношений V. Том 2

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La UE interviene en todo, se mete en todas partes tratando de apropiarse de todo, aplastándolo y transformándolo a su manera. No le importa si otros lo necesitan o no. Defiende exclusivamente sus intereses egoístas encubriéndose con palabras altisonantes sobre la democracia, los principios del estado de derecho, los derechos humanos.

La UE se hace cada vez más burocratizada. En vez de tomar decisiones económicas bien pensadas se inclina a menudo a las conyunturales y politizadas imponiéndolas a los demás.

Según sus enfoques, su actitud ante los que la rodean y los métodos de actuación se hace cada vez más parecida a la Unión Soviética derrumbada. Cabe suponer que la espere la misma suerte.

Existen solo dos variantes. Primero: su autoliquidación por las divergencias más profundas de los intereses de sus Estados-miembros que no soportarán la carga de las deudas soberanas y las disproporciones en la economía y entre las regiones. Segundo: convertirse en un museo vivo en el cual se guardarían minuciosamente los testimonios de la antigua grandeza. Sería un museo de lujo, acogedor, confortable, acomodado, pero solamente un Museo.

Tanto de parte de la UE como de Rusia todas estas evaluaciones y juicios, que se repiten activamente por los políticos, expertos y comunidad mediática, no son nada más que unas especulaciones, a menudo muy denigrantes, difamatorias y de mala fe, porque se basan sobre reticencias, semiverdades y amaños.

Es necesario dejar tal enfoque poco conciente de los procesos que se dan en Rusia y la UE. Este es el primer imperativo de la construcción de buenas relaciones normales. La percepción mutua benévola por la opinión pública es el fundamento obligatorio de colaboración, partenariado y de posible salida a compromisos mutuos de aliados en el futuro.

Será extremadamente difícil crear tal fundamento. La opinión falsa de una parte sobre la otra está araigada profundamente, a lo que todo el mundo está acostumbrado hace mucho. Además la inercia en la presentación de la información es demasiado fuerte.

Mas no podemos caernos de ánimo. Es el campo de batalla principal por un nuevo formato de relaciones en el continente, por la aproximación de la perspectiva de vivir en el futuro no tan lejano en una Gran Europa o una Unión de Europa.

El problema es ¿cómo ganar esta lucha? La respuesta a esta pregunta podrían sugerirla los países de la UE, los amigos de Rusia tales como España.

Podrían servir de ejemplo los políticos que, para empezar, renunciarían a las acusaciones falsas, a las opiniones y resoluciones prematuras que permiten caer bien a las capas más conservadoras de la población. Sin embargo no es suficiente tal reserva.

Es indispensable la voluntad sociopolítica para informar con benevolencia la opinión pública y llenar constantemente con la información respectiva todo el espacio mediático. De hecho se trataría del despliegue de un trabajo planificado de esclarecimiento persistente sin encubrir los problemas existentes de ninguna manera, de una información equilibrada, sea negativa o positiva.

Realmente hay muchas cosas positivas, proyectos conjuntos exitosos de verdad, muchos ejemplos de cooperación fructífera, política coordinada, iniciativas comunes. Es importante no silenciar lo positivo sino centrar la atención en este aspecto con mayor frecuencia. Aprender a “venderlo”, organizar la publicidad y de tal modo ganar el capital politico tan necesario para Rusia, la UE y sus Estados-miembros.

La propiedad privada de los medios de comunicación, la tendencia de la prensa hacia lo negativo, los escándalos y las obscenidades no es un obstáculo. En los primeros meses después del atentado del 11 de Setiembre de 2001 contra las Torres Gemelas en EEUU y la creación del amplio frente antiterrorista con la participación de Rusia los artículos que acusaban su política interior y exterior desaparecieron de los diarios y revistas. Los medios de comunicación electrónicos mundiales se depuraron. Tuve la oportunidad de observarlo personalmente trabajando en Estrasburgo. Dentro de un rato todo volvió a sus andadas. El episodio mencionado demuestra que la hostilidad puede desaparecer por más tiempo y tal vez para siempre.

Si esto ocurre, lo que hace falta, mucha falta, que ocurra, surgirá un clima politico que es tan necesario para Rusia y la UE, favorable a su acercamiento no solo en palabras, sino real y de hecho, para formar espacios comunes, realizar grandes proyectos comunes orientados hacia el futuro. Es importante que dichos proyectos sean realistas al máximo.

Maldita herencia soviética: amor por las consignas huecas

Esto tampoco sale bien. No podemos acabar con la costumbre heredada de la época soviética de proclamar algo y luego, al no salir nada, dejarlo en abandono y plantear una consigna nueva no menos hueca. Sería bueno deshacerse de esta costumbre.

Viene a la mente un cuento muy viejo, con la barba muy larga, de los tiempos soviéticos. Un magnífico barco turístico blanco y grande zarpa del malecón. Por la cubierta pasea el público bien vestido. Todo el mundo está de buen humor. El ambiente es festivo, todos están en espera de algo bueno y agradable. El barco se aleja de la orilla y de repente empieza a tocar la sirena, fuerte, larga, impresionante. Luego otra y ota vez… Después la nave se para en alta mar balanceando pacíficamente en las olas. El asombrado público pregunta al capitán:

– “Señor, ¿qué pasa, por qué estamos parados?” El capitán responde a la pregunta preguntando:

–”¿Qué tal la sirena? ¡Es fantástica! ¿verdad? ¡Un sonido profundo, poderoso, magnífico! ¡Cómo suena! ¡Es la mejor de todas las sirenas!

–“Sí, – confirma la gente-, la sirena es estupenda, nos ha gustado mucho, ha sido un placer, pero ¿por qué estamos parados?”

–“ Es que hemos gastado toda la fuerza en hacer sonar la sirena y no nos queda nada “.

Una anécdota exagerada, claro está, pero así es este género. No obstante, Rusia y la UE lo hacen en la práctica. Primero, Rusia, la UE y los Estados-miembros de ésta concertaron el Acuerdo de Colaboración y Cooperación (en la isla de Corfú,1994). Era un buen acuerdo, fundamental, orientado a la integración, multifacético, con todos los regímenes jurídicos necesarios, con las normas de acción directa, dirigido a la perspectiva, con que se había formado una base sólida para la formación de todo el complejo de los vínculos bilaterales y multilaterales.

¿Por qué no desarrollar las relaciones de partenariado?¿Cuál es el problema? Pues no. Nada de eso. La UE y sus Estados-miembros en seguida trataron de usarlo como instrumento de presión. Moscú reaccionó adecuadamente. Muchas de sus cláusulas resultaron en suspenso. Al pasar el tiempo el Acuerdo fue calificadocomo caduco, sin tener en consideración la evolución rápida que experimentaban las partes.

Así pues, no se logró establecer relaciones de partenariado fuertes o por lo menos normales. Entonces Moscú y Bruselas declararon amistosamente que desde aquel entonces tenían relaciones del partenariado estratégico.

A decir verdad, la asociación estratégica tampoco funcionó bien. Nadie y nunca pudo conocer qué tipo de compromisos estratégicos mutuos asumían los socios estratégicos y qué cosa era el partenariado estratégico como tal. Pero la consigna proclamada no aminoró las críticas al Kremlin, ni las divergencias profundas ni la feroz competencia.

Las partes no tardaron en proponer lo nuevo: la formación de los espacios comunes en el campo de la economía, la seguridad exterior e interior, la ciencia y la educación. Más tarde con estos fines fueron adoptadas las hojas de ruta de su construcción y formación.

Pero a las hojas de ruta se les atribuyó un carácter no vinculante. La abstracción de espacios comunes no se llenó en gran parte con un contenido concreto. A pesar de varios éxitos locales, nada cambió significativamente después de emprenderse su construcción. O sea, el resultado es de siempre.

Cuando los interminables discursos sobre los espacios comunes y las hojas de ruta fastidiaron hasta la coronilla, las partes inventaron una cosa de moda. Presentaron la iniciativa del “Partenariado para la modernización”, la que fue discutida en la Cumbre de Estocolmo y adoptada seis meses después en la Reunión Cumbre de Rostov del Don. Luego se dedicaron a componer un plan de trabajo renovable regularmente para materializar la iniciativa.

Suena muy hermoso, es indudable. Está de moda, es impactante y actual. Además, responde a las exigencias reales de desarrollo de las relaciones entre Rusia y la Unión Europea. Aunque las anteriores tampoco sonaban mal. Al mismo tiempo, presentaban una visión clara de cómo tendría que ser su futuro común.

De tal modo, lo principal es tomar en cuenta los errores del pasado y no aceptar la iniciativa como consigna, sino una tarea concreta a realizar. Pues, es de reconocer, es mucho más constructiva.

Libro de cocina para los políticos

Contiene todo lo necesario para abordar al fin de cuentas la resolución práctica de los problemas que preocupan a Rusia y la UE, a nuestros pueblos, la sociedad europea. Incluye todas las recetas que se necesitan. Como en un buen libro de recetas, que si uno las cumple puede convertirse en un excelente culinario.

En Rusia prácticamente en cada hogar se guarda el Libro de comida saludable y útil editado por primera vez en los años 50 del siglo pasado. No conozco otro libro de cocina que sea mejor. Es sencillo, refinado, comprensible, práctico. Con su ayuda uno puede preparar cualquier plato sabroso: entremeses, primer plato, segundo plato y el postre. Lo único que se requiere son las ganas. El “Partenariado para la modernización” se parece mucho a ese Libro.

La iniciativa y el plan de trabajo de su realización no rompen nada. Nada abolen. Nada borran. Son continuación de las hojas de ruta de la formación de espacios comunes y proponen hacer más exitosos los mecanismos y las estructuras organizativas creados para su materialización.

Las ventajas del “Partenariado para la modernización” son, como mínimo, varias. Primero, ofrecen la lectura más actualizada del contenido de las relaciones entre Rusia y la UE y de las necesidades a las que deberían responder.

Segundo, priorizan las tareas a las que Moscú y Bruselas deberían dedicarse.

Tercero, orientan hacia el logro del resultado concreto necesario a la sociedad, el Estado y el negocio en los plazos establecidos.

Cuarto, permiten construir un techo común para albergar diferentes programas, proyectos y líneas de la actividad.

Quinto, es ventajoso para Rusia y la UE. Con su ayuda es posible plantear y resolver tareas del mejoramiento de la competitividad de Europa en general.

Sexto, es formidablemente concreto. No da cabida a las abstracciones y consignas (¡ojalá!).

El “Partenariado para la modernización” contiene todo lo principal. La plasmación de la iniciativa permitirá concluir el proceso de la incorporación de Rusia en la economía global. Por ello, las conversaciones sobre la pronta formalización de la adhesión de Rusia a la OMC se convierten en uno de los elementos del plan de acción para llevarla a cabo.

El “Partenariado para la modernización” orienta al trabajo conjunto para el paso de Rusia a la vía de la “economía verde”. Por consiguiente, el hincapié particular en el plan de trabajo se hace en la colaboración en el sector energético: el ahorro energético, el uso activo de las fuentes renovables de la energía, las producciones y tecnologías concretas o la proyección conjunta de desarrollo del sector hasta el año 2050.

El “Partenariado para la modernización” apoya la realización de los proyectos industriales e innovadores de grandes dimensiones mutuamente beneficiosos importantes a los que Rusia, la UE y sus Estados miembros prestan una especial atención. Entre ellos, el lanzamiento de los vehículos espaciales rusos del cosmodromo francés en el ecuador, el acoplamiento de los sistemas espaciales de posicionamiento diseñados en Rusia y la Unión Europea, etc.

El “Partenariado para la modernización” incluye la renovación tecnológica de muchos sectores de la producción industrial que la dirección rusa considera como los campos posibles de la especialización de la economía nacional. Entre ellos, la farmacéutica, las nanotecnologías, empresas de construcción de maquinaria, etc.

La iniciativa supone el desarrollo de la cooperación en el perfeccionamiento de los diferentes sistemas de gestión: la optimación de los sistemas tecnológicos, del mercado de trabajo, apoyo a las pymes y el acceso a la información o reciclaje del personal.

No se le escapan los temas del perfeccionamiento de las estructuras públicas e instituciones de la sociedad civil. En el plan de trabajo se mencionan muchos proyectos significativos incluyendo la reforma del sistema judicial, la lucha contra la corrupción, el fomento de los contactos entre las personas, etc.

De tal modo, el potencial es enorme. Todo va a depender en qué grado la realización de este potencial se podrá ponerla al servicio de la sociedad y convertir en el instrumento de acercamiento de Rusia, la CEI y sus estados miembros.

Formateo del problema eterno:

en vez de ¿qué hacer? ¿cómo hacer?

Para la historia rusa son tradicionales dos preguntas: quién es el culpable y qué hacer. La iniciativa del “Partenariado para la modernización” da la respuesta a la más importantes de ellas en lo que se refiere a la agenda de relaciones entre Rusia, la UE y sus estados miembros. Y lo hace de una manera pluriforme, diversificada y convincente.

Pero han llegado los nuevos tiempos. La pregunta qué hacer ya ha dejado de ser autosuficiente. Sirve como preludio de los más complejo e inunívoco: cómo hacer. Pero la iniciativa y el plan de trabajo no dan respuesta a ella. Es una gran insuficiencia del “Partenariado para la modernización”. Es su defecto innato. Es posible que sea un error cometido por sus artífices.

Ni la renovación de la base jurídica de la asociación y la cooperación entre Rusia, la UE y sus estados miembros, ni la formalización del “Partenariado para la modernización” están previstas en esa iniciativa. Se prevé que serán implementadas en cierta medida en un nuevo acuerdo básico. Pero sus perspectivas son indefinidas. Además, el Kremlin apuesta por una variante limitada del acuerdo en el que muchos elementos de principio de carácter regulatorio sean omitidos. La práctica muestra que si están ausentes el acercamiento y la armonización de la legislación y la práctica jurídica y si no se usan los métodos obligatorios y vinculantes, la cooperación no se da, la asociación no se construye.

Fue designado como responsable por el plan de trabajo de la realización de la iniciativa el Ministerio de Desarrollo Económico. Está generalizando las solicitudes de otras entidades públicas y el negocio, acuerda las posiciones con la Comisión Europea y realiza la coordinación. Pero no quiere ni puede hacer frente a los grupos de presión sectoriales. No se dedica a marcar prioridades internas. No dispone de herramientas analíticas. Las funciones de control las ejerce ocasionalmente. No está vinculado directamente con la ejecución del plan. Como resultado el plan de trabajo se convierte en una combinación variopinta de programas y proyectos heterogéneos, de diferentes niveles, no interrelacionados, incomparables.

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